Ya sean payasos, viajes aéreos o hablar en público, la mayoría de las veces aprendemos a tener miedo.
Aun así, nuestros cerebros están programados para el miedo: nos ayuda a identificar y evitar amenazas a nuestra seguridad.
El nodo clave en nuestro cableado del miedo es la amígdala , una estructura pareada en forma de almendra en lo profundo del cerebro involucrada en la emoción y la memoria.
Esta imagen muestra una sección transversal de la amígdala de un ratón joven, con neuronas individuales teñidas de azul.
Antes de la tinción, el ratón completó una tarea que provocó ansiedad y que activó un pequeño grupo de neuronas (puntos rosados).
El estudio de cómo se desarrolla la amígdala ayuda a los científicos a comprender los fundamentos neuronales del miedo , así como lo que falla en los trastornos de ansiedad y las fobias.